No es comida;
son palabras
que se desprenden de mi cuerpo
y me desintegran.
Es miedo,
angustia;
es lo que no me deja dormir:
la postergación infinita de mi deseo.
Ser frágil no es romperse. Ser frágil es pensar que se puede perdurar infinitamente y en consecuencia permanecer inmóvil y estático. Hay que animarse a arder.