Herejía 11

En la profundidad encuentro,

destierro de los pies.

Soy partículas sin tiempo.

Entierro el cuerpo y bailo

noctambula y en silencio.

Herejía 10

 

 

Perdoname
 

por no haberte protegido
 

sé magnanimo conmigo:

intenté correr,
 

lamento no haber podido volar;

tenés las marcas

de mi inocencia.

Herejía 9

 

Una parte tuya que no fue lo que querías,

rebelde,

camina por la cornisa

por traicionar tu deseo.

Herejía 8

Las mentiras me engendraron,

soy una semilla maldita.

Tu fabula me alimenta y me desgarra.

Herejía 7

 

Quisiera no temer a tus ojos,

vomitar palabras

es exhibicionista...

miedo al deseo.

Vergüenza de mostrarte 

mis heridas.

Herejía 6

 

 

Las piernas dibujaban un abismo

que lo invitaba tiernamente a la destrucción;

intentaba resistirse

pero resbalaba hipnoticamente

a su centro.

No podia evitar ser masticado por su origen.

Herejía 5

 

 

Hay un muro de silencio

imposible de franquear

donde se resguarda el anhelo

dulce y perpetuo

de mirar...

mirar cómo exhala e inhala

cuerpo desnudo y sin rumbo

casi sin vida, último aliento...

lo toca y se une instantáneamente

a otro mundo...

Herejía 4

La endogamia es inmasticable,

me siento encorsetada ahí.

Necesito poder salir y plantar la voz.

Y que crezca de mí

un universo nuevo.

Herejía 3

Coincidir en lugares inusuales:

inmensos cataclismos;

habitar una tierra 

que nos alimenta

y puede destruirnos también.

Domesticarnos,

ocultar nuestra vergüenza

o dejar que la naturaleza gobierne.

Ser criaturas libres

con un cuerpo que dice.

o (escondernos) en dogmas que aprisionan.

Herejía 2

Hacer un corte prolijo

Olvidar los pedazos sin que pesen.

Que queden en el suelo nuestras heridas,

Las venas ventanas desvestidas.

Herejía 1

Ella necesita encontrar calma,

la fiebre le hiere las ideas:

piel que grita, alma impía.

Una cáscara que no puede quitar.

El núcleo es reservorio

de deseos que desgarran.